Resumen: La presente investigación nace de una preocupación: que la teoría se imponga sobre la praxis, de tal modo que la primera restrinja a la segunda; concretamente, que la teoría del arte, en su proyecto por definir el arte– por establecer las condiciones necesarias y suficientes –, pueda restringir, de modo considerable, la emergencia de nuevas formas y prácticas artísticas. Así pues, el interés principal del presente trabajo es destruir toda teoría del arte que trate de acabar con la contingencia de nuestra praxis compartida. Se va a apostar por dar espacio a las prácticas artísticas, no tratando de reducirlas a códigos cientificistas. Para ello se va a recurrir a Wittgenstein. Un Wittgenstein destructor de toda teoría artística. Un Wittgenstein que se vuelve – en el campo específico de la estética – contra la tradición que parece avalarlo: la analítica.