Resumen: Debemos entender la violencia no sólo como una expresión física de ira, sino también como cualquier actitud o acto de oposición a un individuo, colectivo, institución o marco legislativo. Un ejemplo de ello es la violencia verbal, en la que, a través de la palabra, se busca concienciar y movilizar a la opinión pública contra un objetivo concreto. Su eficacia en esta tarea hizo que su uso fuese frecuente en conflictos y revoluciones al final del Antiguo Régimen. La Revolución Gloriosa de 1688-1689, la Revolución americana de 1776, el motín de Zaragoza en 1766 y la Revolución francesa de 1789 fueron algunos ejemplos donde se utilizó la violencia verbal para reivindicar derechos primero y, tras no atenderse sus peticiones, legitimar el estallido de la violencia física y los deseos de ruptura en el último de los casos.