Resumen: El proyecto Fortaleza emerge del propio lugar en el que se asienta para mirar a su alrededor. Son las diferentes escenas de la naturaleza las que esculpen sus caras y generan una torre que mira a los diferentes escenarios de maneras distintas. A la vez que el proyecto mira hacia afuera, también mira hacia adentro, queriendo ser confortable y doméstico, queriendo ser calor, recogimiento, protección... buscando ser una atmósfera que se contraponga al frío, al horizonte lejano y a la sensación de inmensidad que producen las montañas afuera. Para conseguir todo este cúmulo de sensaciones, el proyecto se va configurando teniendo en cuenta los diferentes sentidos por los que se perciben sus espacios, consiguiendo diferentes texturas, olores e incluso sabores mediante la determinación de diferentes espacios y materiales siempre sencillos, crudos y claros. Sin, por supuesto, negar el sentido de la vista, en el cual participan las cinco diferentes escenas que se introducen al interior por medio de diferentes huecos en fachada que responden al escenario al que miran, siempre de manera controlada, intentado evitar la pérdida de la escala humana o la abstracción del espacio en el que se encuentran. Como resultado de todas estas intenciones, y tras muchos pasos previos, nace la torre Fortaleza.