Resumen: Exploro algunas antinomias que constituyen el arte de la educación, para tratar de esbozar una respuesta a la pregunta: "en qué consiste educar bien". Me centro en el supuesto del pesimismo antropológico (considerar que los alumnos no tienen interés, o son estúpidos, o malos, etc), que los/las docentes pueden llegar a proyectar a sus alumnos, intoxicando de ese modo el proceso educativo desde su mismo inicio. Posteriormente aplico estas reflexiones al método didáctico de Lipman-Sharp basado en el diálogo y el fomento del pensamiento crítico, y pongo un ejemplo actualizado del uso de ese método en la didáctica de la lógica. Finalmente trato de recoger las preguntas que he ido abriendo a lo largo del trabajo, dando posibles respuestas.