Resumen: Debido a la existencia de daños a los cultivos agrícolas realizados por el jabalí Sus scrofa L. en la Reserva Natural Dirigida de los Sotos y Galachos del Ebro (RND), anteriormente Reserva Natural de La Alfranca de Pastriz, La Cartuja y El Burgo de Ebro (RN), desde 1994 hasta 2011 se ha llevado a cabo un control poblacional letal de esta especie y un consiguiente seguimiento demográfico. El área es un humedal fluvial relicto de 1.506,8 ha a lo largo del río Ebro situado a pocos kilómetros de la ciudad de Zaragoza, inmersa en una matriz agrícola de regadío de varias decenas de miles de ha, caracterizada por un clima subdesértico de escasas y muy variables precipitaciones anuales (300 mm de media anual). En el área de estudio destaca el cultivo del maíz Zea mays, con pequeñas áreas de refugio de vegetación natural riparia relicta, los sotos, incluidas en la Reserva. La población es abierta con continua llegada de ejemplares de áreas colindantes. Los controles poblacionales, se han llevado a cabo a través de batidas con perros, las cuales son efectuadas por cazadores locales especializados en la caza del jabalí. Entre 1995 y 2011 se diferencian tres periodos en cuanto a daños (€), número de batidas y abundancia de jabalíes: (i) 1995-2005, con daños moderados (2.046 € de media anual, DT 1.783), una media de 12 batidas anuales (DT 4,9) y 1,7 (DT 0,8) jabalíes por batida; (ii) 2006-2009, con elevados daños (9.601 € DT 9422), escasas batidas anuales (media 0,7; DT 1) y 1,2 (DT 0,3) jabalíes por batida y (iii) 2010-2011, con el máximo de daños (38.073 € DT 9421), un número de batidas anual de 8,5 (DT 6,4) y la máxima abundancia de jabalí (7,5 jabalíes por batida DT 2,5). Considerando la serie temporal completa, existe una relación inversa entre el número de batidas efectuadas y el logaritmo de la cuantía de los daños, es decir a más batidas, menos daños. Deducimos que la falta de control continuado ha ocasionado un fuerte incremento del jabalí que se ha traducido en un incremento de los daños. Por otra parte, los análisis ponen de manifiesto una relación directa entre el número de perros y cazadores y el número de jabalíes vistos y cazados en las batidas. A la luz de los resultados obtenidos y debido a la abundancia y vulnerabilidad por daños y la escasez de medios humanos, materiales y económicos existentes, se propone continuar con un control poblacional mediante batidas con participación de cazadores locales, que incluya un número de al menos 20 batidas anuales que deben constar de al menos 12 cazadores y 12 perros. Este esfuerzo parece asumible por el colectivo de cazadores y ayudaría a evitar una percepción negativa del área protegida por parte de los agricultores afectados. El coste de la experiencia es mínimo al estar basado en la participación voluntaria de los cazadores. Una mayor involucración de cazadores y agricultores en el proceso sería deseable, en la línea del control de daños evaluable preconizado por los mayores especialistas en la materia.