Abstract: Fernando Soteras "Mefisto" (1886-1934) fue un periodista zaragozano que desarrolló su labor en los diarios La Crónica de Aragón, El Diario de Avisos de Zaragoza y el Heraldo de Aragón. En este último periódico alcanzó una gran fama y notoriedad social por sus conocidas coplas del día en las que comentaba la actualidad con ironía, gracia y valentía. También cultivó el reportaje, la crónica taurina y la entrevista. Soteras ejerció el periodismo de opinión con frecuencia, compromiso, integridad y coherencia. Lo hizo durante tres etapas históricas diferenciadas: Monarquía, Dictadura de Primo de Rivera y República. En las tres épocas mantuvo una voz propia caracterizada por la independencia de pensamiento y por la enorme capacidad de conectar con el público del momento. Las coplas de Mefisto se leían en voz alta en los bares y calles de Zaragoza y tenían un éxito enorme. A principios del siglo XX en España había todavía mucha población analfabeta que disfrutaba al escuchar las composiciones de Mefisto. Soteras se consideró siempre heredero de una tradición de poesía festiva del Heraldo de Aragón. En Zaragoza, Mefisto pasó de ser periodista a protagonista de una sociedad en la que se codeaba con políticos, artistas, actores, escritores, toreros y dramaturgos que visitaban la ciudad. Está documentada su amistad con Fleta, los hermanos Álvarez Quintero, Belmonte, Blasco Ibáñez, Mariano de Cavia o Pepe Isbert entre muchos otros. Fue precisamente Mariano de Cavia quien le dedicó una loa desde las páginas de El Imparcial que supuso un gran impulso en su carrera periodística. Mefisto, pese a recibir ofertas, no quiso nunca ir a Madrid a trabajar. Desde el punto de vista del articulismo de inicios del siglo XX, Mefisto puede ser considerado una suerte de columnista avant la lettre, un autor de piezas de opinión en verso antes de que el concepto de columna se hiciera más popular. Su capacidad para explorar los límites a través de la ironía, la inteligencia y el humor a través del verso lo colocan en un terreno situado entre el periodismo de opinión tradicional y la relativa impunidad de la que han disfrutado después los cantautores, humoristas y creadores de nuevas formas de expresión como el Rap. Mefisto falleció cuando su coche fue arrollado por un tren en un paso a nivel de El Escorial en septiembre de 1934. Las manifestaciones de duelo de la sociedad zaragozana y española fueron impresionantes. Zaragoza rindió homenaje a Mefisto de un modo espectacular. El paseo de la Independencia se colapsó, la gente quiso despedir a su coplero a pie de calle. Heraldo de Aragón dedicó a Mefisto cinco portadas consecutivas tras su muerte y se editó un libro con una selección de coplas. El Ayuntamiento le puso una calle y un busto en la Plaza de Aragón. La Diputación Provincial estableció el "Premio de poesía Mefisto" que no llegó a celebrarse por la llegada de la Guerra Civil. Tras el conflicto, la poesía festiva desapareció del Heraldo de Aragón y la figura de Mefisto fue quedando en el olvido.