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000118611 1001_ $$aMartínez Echevarría, Alberto Ignacio
000118611 24500 $$aUna Moneda Única para la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO)
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000118611 4900_ $$aTesis de la Universidad de Zaragoza$$v2022-125$$x2254-7606
000118611 500__ $$aPresentado: 13 06 2022
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000118611 520__ $$aLa Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) quedó constituida el 28 de <br />mayo de 1975 con el Tratado de Lagos. Con la firma de este tratado, quince estados del Oeste de África se <br />comprometían a promover la integración económica de la zona con el objetivo de crear un bloque <br />económico capaz de generar autosuficiencia entre sus integrantes. Adicionalmente, el objetivo de <br />CEDEAO es el favorecimiento del desarrollo económico de sus integrantes, la mejora de las <br />infraestructuras, la estabilidad de la zona, además de ser un mecanismo para que los países miembros <br />pudieran competir en un mercado mundial protagonizado por la existencia de grandes bloques como <br />Estados Unidos, la Unión Europea y China. <br />Los estados miembros de la CEDEAO se dividen en dos bloques: la Unión Económica y Monetaria <br />de África Occidental (UEMOA) y los países que no forman la UEMOA. Los miembros de la UEMOA son: <br />Benín, Burkina Faso, Costa de Marfil, Guinea‐Bissau, Malí, Níger, Senegal y Togo. El grupo de países que <br />no son parte de la UEMOA son: Gambia, Ghana, Guinea, Liberia, Nigeria, Sierra Leona y Cabo Verde. La <br />UEMOA está formada por países cuya lengua mayoritaria es el francés, mientras que el resto de países de <br />la CEDEAO tiene fundamentalmente como lengua mayoritaria el inglés. Cabo Verde es el único país junto <br />con Guinea‐Bissau cuya lengua oficial es el portugués. Guinea es el único país francófono que no forma <br />parte de la UEMOA. <br />Dado que, a escala global, los grandes mercados de comercio internacional están concentrados <br />en la Eurozona, China y Estados Unidos, muchos países de África quedan relegados ya que son vulnerables <br />a las políticas monetarias de los tres grandes bloques antes mencionados. La importancia de la CEDEAO <br />reside en la oportunidad que da, a estos países africanos, de tener un peso específico en el entorno <br />internacional. <br />La CEDEAO tenía como objetivo adicional la creación de una moneda común para todos sus <br />socios. La falta de uniformidad en la adopción del marco macroeconómico y la falta de voluntad política <br />provocaron que se optara por una estrategia en la que el objetivo sería crear una moneda única en una <br />nueva zona monetaria formada por Gambia, Ghana, Guinea, Nigeria y Sierra Leona. Esta Unión quedó <br />instaurada en la cumbre de Bamako del año 2000 con el nombre de Zona Monetaria de África Occidental <br />(ZMAO) y tendría como objetivo la instauración de una moneda única en el año 2003 para, seguidamente <br />en el año 2004, proceder a su unión con el franco CFA de la UEMOA y así dar inicio a la moneda única de <br />la CEDEAO, Laffiteau y Konaté (2016). <br /> <br />Los incumplimientos en los criterios de convergencia de los países integrantes de la ZMAO <br />llevaron a demorar el proyecto de moneda única hasta el año 2015. Los sucesivos retrasos volvieron a <br />derivar en un cambio de estrategia, estableciendo unos criterios de convergencia primarios y otros <br />secundarios. De esta manera, los países que cumplieran con los criterios primarios en el año 2020, <br />pasarían a formar parte de la moneda única. <br />Las tensiones fiscales de algunos países miembros, junto con el estallido de la pandemia del <br />Covid‐19, han provocado que la situación empeore, forzando a que el proyecto de lanzamiento del eco, la <br />moneda común de la CEDEAO, sea pospuesto hasta el año 2027. Los sucesivos retrasos en el proyecto de <br />moneda única aconsejan evaluar la viabilidad del proyecto. Es por ello que el objetivo principal de la tesis <br />es constatar si el proyecto de la moneda única en la CEDEAO es un objetivo realista, descartable, o bien <br />puede llevarse a cabo con un enfoque distinto. <br />Tomando la Unión Europea como modelo en la creación de un área monetaria, se puede afirmar <br />que su creación ha fomentado el comercio intraeuropeo, creando un mayor bienestar y prosperidad entre <br />sus miembros. A pesar de ello, la aparición de la crisis de deuda soberana, en el año 2010, ha provocado <br />una serie de críticas que parecen ir enfocadas a la carencia de un sistema de federal que sea capaz de <br />atenuar la aparición de shocks de carácter asimétrico. Lejos de avanzar en el federalismo fiscal, la <br />recuperación europea se ha basado en la realización de reformas estructurales, ya que existe cierto temor <br />a que los países fiscalmente menos responsables puedan caer en una situación de riesgo moral. <br />La experiencia europea supone un modelo para aquellas alianzas dispuestas a crear una moneda <br />común y que quieran tomar este ejemplo como una guía para evitar los errores de estructura que se han <br />cometido en la Eurozona. De esta manera podrán ver a la Eurozona como una unión incompleta, debido a <br />la falta de un sistema de federal centralizado, o bien podrán verla como una unión de países que, ante la <br />aparición de perturbaciones asimétricas, deben tomar soluciones distintas a las que se toman en un área <br />monetaria con federalismo fiscal, como es el caso de EEUU. <br />La teoría que se aplica a la hora de analizar uniones monetarias es la Teoría de las Áreas <br />Monetarias Óptimas, cuyos principales precursores fueron Mundell (1961), McKinon (1963) y Kenen <br />(1969). Los requisitos iniciales que establecen en el estudio de la formación de una unión monetaria son <br />los siguientes: las economías de los países miembros deben afrontar perturbaciones simétricas (Mundell, <br />1963), las economías deben ser abiertas (McKinon, 1963) y, además, tienen que estar diversificadas <br />(Kenen, 1969). <br />La creación de una unión monetaria se basa fundamentalmente en la aplicación de una única <br />política monetaria, la existencia de un banco central y la desaparición de la política de tipo de cambio. A <br />partir de este punto, se analizan los costes y beneficios que cada uno de los miembros aspirantes <br />obtienen por la adhesión a la unión monetaria. Si los beneficios superan a los costes, probablemente sea <br />aconsejable la adhesión. Dado que la pérdida de la herramienta de política monetaria es un factor clave, <br />la piedra angular de la teoría de las áreas monetarias óptimas se centra en el estudio de las <br />perturbaciones comunes. Si estas son asimétricas, el coste de la pérdida de esta herramienta es alto y por <br />tanto se desaconseja la adhesión. <br />Es por ello que la aplicación de la teoría clásica, así como de la teoría basada en los costes y <br />beneficios, es de vital importancia en la creación de una unión monetaria que pueda superar fácilmente la <br />aparición de shocks asimétricos. De no ser así, la aparición de shocks asimétricos y shocks permanentes, <br />podría someter a la Unión a una serie de inestabilidades económicas que podrían derivar, en última <br />instancia, en su propia desaparición. Se trata en definitiva de plantear en qué condiciones a diversos <br />territorios les puede interesar compartir moneda porque las ventajas de hacerlo superan a los costes y, <br />para ello, resulta fundamental el concepto de shocks asimétricos dado que la experiencia muestra que, <br />con una gran frecuencia, la respuesta adoptada por los países ante la aparición de los mismos ha sido <br />alterar los tipos de cambio. <br />Una de las preguntas fundamentales que obliga a plantear el debate acerca de la integración <br />monetaria es la siguiente: En el escenario de un mercado y moneda únicos ¿cómo se verían afectados la <br />magnitud y frecuencia de los shocks asimétricos en la nueva zona monetaria?. Para responderla habría <br />que realizar un análisis de las fuentes de asimetrías, siendo la asincronía cíclica una de las más relevantes, <br />junto con los diferenciales monetarios y financieros y las asimetrías productivas. <br />Dos países que pretenden compartir una moneda común tendrán menos problemas, de ajuste y <br />de aparición de shocks de carácter asimétrico, cuanto más parecidas sean sus economías y cuanto más <br />sincronizadas estén. Esto implica, por tanto, que si comparten un ciclo económico común, el hecho de <br />utilizar una moneda única no va a suponer un problema para ninguno de los dos países, dado que la <br />respuesta adecuada de política monetaria depende de la situación de una economía en el ciclo <br />económico. <br />Si no fuera así y uno de los países estuviera en recesión, mientras el otro estuviera en expansión, <br />la política monetaria a aplicar en la unión no sería la correcta, para ayudar a salir de la crisis al país en <br />recesión o para disminuir el nivel de inflación en el país en expansión. Ello llevaría a tener que asumir <br />cierto nivel de paro en el país en recesión y cierto nivel de inflación en el país en expansión. Este no <br />resulta un planteamiento muy atractivo para países cuyo propósito, en la adhesión a una unión <br />monetaria, es mejorar su situación inicial. <br />Los factores que determinan una mayor o menor sincronía del ciclo económico entre países son: <br />la intensidad comercial entre ellos, la pertenencia a un área monetaria, la similitud de las políticas fiscales <br />nacionales, los patrones de especialización, la existencia de movilidad del factor trabajo, la similitud entre <br />los distintos mercados laborales, el grado de apertura financiera, similitud de estructuras productivas, la <br />existencia de comercio intraindustrial y las relaciones en cuanto a inversión directa extranjera se refiere. <br />La tesis tiene como objetivo estudiar una solución que dé por finalizados años de continuos <br />retrasos en la aparición de la moneda común de la CEDEAO, objetivo que los países implicados llevan <br />demasiado tiempo buscando y que, nuevamente, se ha demorado hasta 2027, debido a que los <br />desajustes fiscales de los países miembros se han visto acrecentados tras la crisis del Covid‐19. <br /> La solicitud de adhesión de Marruecos en el año 2017, como país miembro de la CEDEAO, ofrece <br />una nueva posibilidad para la misma, que hasta ahora no se ha abordado en profundidad. Dicha solicitud <br />fue aceptada el 4 de junio de 2017, pero carece todavía de validez, ya que no ha recibido la membresía de <br />pleno derecho, según Al Qays Talha Jebril (2020). Parece ser que el motivo se debe a las reticencias de <br />Nigeria y Senegal, según Fabiani (2018). <br />Marruecos podría posicionarse, inicialmente, como líder de la unión monetaria ya que cuenta <br />con un PIB de 118.096.227.400,092 dólares, lo que supondría un 15,67% del PIB de la CEDEAO. Además, <br />tiene una inflación del 1,8% y una estructura de comercio basada, en un 50%, en bienes de consumo y, <br />en un 25%, en bienes intermedios. <br />Estos datos favorecerían un mejor encaje, ante la aparición de una posible nueva moneda única <br />para la zona, zanjando momentáneamente los problemas que supondría contar con Nigeria en la unión <br />monetaria. Ello es debido a sus elevadas cifras de PIB, que suponen un 62,51% del PIB de toda la CEDEAO, <br />a una inflación del 12,09%, frente al 5,67% de media de los países integrantes, a una población de <br />195.874.685 personas, que supone un 51,98% de la población total, a una estructura de comercio <br />concentrada básicamente en el petróleo y, en definitiva, al poder de influencia que ejerce en la región. <br />Todo ello, supone un problema para convencer a la UEMOA, sin entrar en factores políticos. <br /> <br />La inclusión de Marruecos podría ser mejor vista por la UEMOA, al ser Marruecos también un <br />país de habla francesa y tener unos niveles de inflación y de estructura de comercio que encajan mejor <br />con la formación de un área monetaria en la zona. Además, al suponer un 15,67% del PIB de la Unión, <br />supondría que el 37,15% del PIB de la CEDEAO correspondería al bloque francófono UEMOA+Marruecos+ <br />Guinea. A su vez, podría servir para que Nigeria pudiera, de manera más rápida, rediversificar sus <br />exportaciones, haciéndose menos dependiente del petróleo, y rebajara sus cifras de inflación. Todo ello <br />con el firme propósito de encajar mejor con la UEMOA. Con ello, es posible que la UEMOA empezara a ver <br />el proyecto de moneda común con mejores ojos. <br />Por todo lo explicado anteriormente, la tesis se estructura en tres partes. En un primer capítulo<br />se va a revisar la teoría de las áreas monetarias óptimas, desde sus inicios, haciendo hincapié en la teoría <br />actual que se basa en la evaluación de los costes y beneficios. Con ello se pretende hacer una primera <br />aproximación teórica para entender si es posible una unión monetaria en el Oeste de África. Además, <br />dada la experiencia europea con las recientes crisis de deuda soberana y del Covid‐19, se estudiará la <br />relevancia de un sistema de federalismo fiscal y la importancia de su aplicación en un área monetaria <br />nueva. La importancia de esta cuestión surge de la necesidad de conocer las características <br />fundamentales para que una unión monetaria funcione y no se vea comprometida ante la aparición de <br />shocks de carácter asimétrico. <br />El segundo capítulo va a centrarse en la sincronía del ciclo económico por su importancia a la <br />hora de formar uniones monetarias, ya que cuanto más sincronizados estén los países que pretenden <br />formar un área monetaria, mayor probabilidad de éxito tendrán en la formación de la misma. Se estudian <br />todos los países de la CEDEAO incluyendo a Marruecos. El periodo de estudio se sitúa entre los años 1960‐<br />2018. <br />Finalmente, en el tercer capítulo se realiza un panel de datos para estudiar si existe efecto <br />endógeno del comercio entre los nueve países de la CEDEAO con mayor base de datos de la que se <br />dispone, incluyendo en el estudio a Marruecos. Los países son: Benín, Burkina Faso, Níger, Senegal, Togo, <br />Cabo Verde, Gambia, Ghana y Nigeria. Además, se estudiará la existencia de este efecto con respecto <br />otras zonas monetarias como la Eurozona, EEUU y China. <br />El concepto de efecto endógeno del comercio, acuñado por Frankel y Rose en 1996, describe <br />cómo un área monetaria fomenta la expansión del comercio entre sus miembros. Tal es así, que Rose <br />(1999, 2000) llega a cuantificar que un área monetaria puede llegar a triplicar el comercio entre los países <br />miembros. <br />Finalmente, con el objetivo de encontrar alianzas entre los diez países que se analizan, se <br />procederá al estudio de la similitud entre las variables comercio, estructura de comercio e inflación, con <br />respecto a la CEDEAO, la Eurozona, EEUU y China. <br />
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000118611 521__ $$97090$$aPrograma de Doctorado en Economía
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