Abstract: El llamado mos maiorum, frecuentemete entendido como la tradición en la Roma republicana, ha sido uno de los conceptos centrales en el estudio de este periodo histórico. No obstante, si se analizan de forma minuciosa las fuentes literarias de la época, se puede comprobar que este no es un sintagma tan frecuente como cabría esperar. ¿A qué se debe este fenómeno? Para dar respuesta a esta pregunta, en primer lugar, esta tesis se propone realizar un análisis de la bibliografía que ha tratado el concepto mos maiorum. Como veremos, este sintagma latino no solo ha sido entendido como tradición por parte de la investigación, sino que ha recibido muchos otros significados que han variado según la tendencia imperante en el momento, creándose así un verdadero «cajón de sastre académico». Además, los orígenes de su estudio tuvieron lugar en un periodo histórico muy significativo, la Europa de Entreguerras. Fruto de la proyección de su presente, los investigadores dotaron a este concepto de una carga laudatoria y nostálgica de la que todavía se resiste a desprenderse. No obstante, las fuentes literarias antiguas sobre época republicana no solo hicieron referencia a la tradición a través de este sintagma, sino que utilizaron otros medios. Además de los exempla, las alusiones a los antepasados fueron muy frecuentes en este sentido. En contra de lo que muchas veces ha afirmado la investigación, estos maiores no pueden entenderse tan solo como los «grandes hombres» pertenecientes a la nobilitas que lideraron aquellas gestas recurrentes en la memoria romana. El término maiores se utilizó más frecuentemente para denominar a los antepasados comunes de todo el pueblo de Roma, en quienes se proyectó todo lo aceptado socialmente en un momento dado. De este modo, los maiores se convirtieron en una fuente de autoridad, que reforzaba los lazos de solidaridad que unían a la ciudadanía romana. Ahora bien, la vaguedad de las alusiones a los ancestros permitió que se convirtieran en un instrumento muy útil para el orador, tal y como muestran los manuales de retórica del siglo I a.C. y su puesta en práctica en la oratoria tardorrepublicana. Por un lado, el orador se presentó a sí mismo como el continuador de la obra de los antepasados o el intérprete de su voluntad. De este modo, se conviritió a ojos de su audiencia en un fiel garante de la tradición, aprovechando la autoridad que se atribuía a los maiores. Por otro lado, el orador también tuvo la posibilidad de arremeter contra su contrincante, presentándole como un innovador y, por tanto, como un transgresor de la tradición, valiéndose en esta ocasión de la aversión que causaban la novedad y el cambio entre la sociedad tardorrepublicana. En este sentido, se ha de tener en cuenta que el binomio tradición-novedad constituye un patrón recurrente en la oratoria del periodo y pudo ser potencialmente utilizado por cualquier tipo de político en época republicana. Contrariamente a lo que parte de la investigación mantiene, no podemos caracterizar a la supuesta facción política de los optimates por su defensa acérrima de la tradición o el mos maiorum y a los llamados populares por su reformismo político. A nivel discursivo, todos los políticos de la época siempre se mostraron contrarios a la novedad y devotos de la tradición. Sin embargo, en la realidad, y fueran cuales fuesen sin inclinaciones ideológicas, los políticos apoyaron aquellos cambios que favorecían sus intereses inmediatos. No obstante, tuvieron que enmascarar estos cambios para que no entraran en frontal oposición con la autoridad que ostentaba la tradición entre la sociedad de la época. Esta estrategia retórica permitió que, a pesar de que se imaginaran como fieles tradicionalistas, los romanos pudieran llevar a cabo todas aquellas transformaciones que nosostros, como observadores externos, podemos analizar, y que permitieron que una pequeña ciudad en el Lazio terminara convirtiéndose en un imperio de grandes dimensiones.