Resumen: La sociedad tardo-moderna se caracteriza por dos elementos: su incesante aceleración y su necesidad de disponibilidad total sobre el mundo. Las estructuras sociales y económicas sirven al principio de estabilización dinámica, que afirma que para que una sociedad moderna pueda mantener su estructura es imprescindible que esté en constante crecimiento. Este principio de estabilización se mantiene como guía para los sujetos, ya que los impulsos que lo animan están íntimamente ligados con sus deseos y angustias. Lo anteriormente expuesto afecta a los individuos respecto a su forma de estar en el mundo y relacionarse con él, a la vez que entronca con una noción que ha interesado a la filosofía social desde su nacimiento: la alienación. La disposición hacia la alienación del sujeto moderno se ve favorecida por las estructuras temporales e institucionales. El sufrimiento que el sujeto deja entrever en sus diversas patologías sociales nos hace pensar que esa disposición hacia la alienación está a la vez compartida con un anhelo de resonancia. la noción de resonancia está unida a una determinada apropiación del mundo, que permite una relación responsiva entre sujeto y mundo. Este trabajo contempla cómo las condiciones en las cuales se manifiesta dicha resonancia pudieran ser una salida a la alienación, hacia la que el sujeto de la tardo-modernidad se siente abocado.