Resumen: Esta tesis doctoral constituye un estudio de la figura del artista nipón Mitsuo Miura, nacido en Kamaishi en 1946 y establecido en España en 1966, que atiende tanto a su trayectoria como a su producción artística y que lo contextualiza dentro del fenómeno de los artistas japoneses contemporáneos en nuestro país. La realización de este trabajo se justifica, en primer lugar, por el interés del tema que aborda. No en vano, Miura es un artista de absoluta referencia tanto entre los artistas japoneses que viven en España, como en el arte que se produce en nuestro país desde la década de los setenta hasta nuestros días. A pesar de ello, la historiografía española había contraído hasta la fecha una deuda enorme con este creador, motivo por el cual nuestra investigación resultaba más que necesaria. A decir verdad, no se había llevado a cabo todavía un análisis riguroso y sistemático de su trayectoria y la bibliografía publicada, salvo excepciones, resultaba habitualmente superficial o parcial. Consecuentemente, las lagunas y carencias existentes en el conocimiento de Miura hasta la elaboración de la presente tesis doctoral eran muy notables, tanto en lo relativo a su trayectoria como a su producción. En concreto, nuestra tesis doctoral presenta, en primer lugar, una visión global de la presencia de artistas japoneses en España desde la segunda mitad del siglo XX hasta la actualidad. Esta se contextualiza en el fenómeno de la diáspora de artistas nipones a Europa y Estados Unidos y se enmarca dentro de las migraciones de japoneses a Occidente desde el periodo Meiji (1868-1912) hasta nuestros días. Además, este trabajo de investigación se encarga de analizar desde un punto de vista sociológico, histórico y artístico a los creadores nipones más representativos que residen o han residido en España. En segundo lugar, nuestra tesis doctoral incluye un estudio exhaustivo y pormenorizado de la trayectoria y la producción de Mitsuo Miura, estableciendo sus etapas fundamentales y evolución y valorándolas en distintos contextos. Además, se completa con un catálogo de su producción que abarca todo tipo de manifestaciones y que reúne 1710 fichas con sus correspondientes fotografías. En lo que se refiere a las principales conclusiones alcanzadas en nuestra investigación, podemos señalar que el trabajo de Mitsuo Miura no apela a una «japonesidad» particular, y que, en general, no se observan en él características formales típicamente niponas, salvo algunas excepciones. Sin embargo, la formación que este artista recibe y las experiencias que vive en Japón dejan una importante e imborrable huella en su persona, que se reflejará en su obra y en su mentalidad. No obstante, a menudo esta pasa desapercibida ya que él nunca la fomenta y se mezcla con otras influencias de procedencia occidental. Asimismo, los contactos que Miura mantiene con su país de origen tras establecerse en España son muy escasos y lo cierto es que no ha logrado insertarse en el panorama artístico nipón. En cambio, su integración en España es sumamente rápida y profunda, tanto desde un punto de vista personal como profesional. Todo ello hace que su trabajo logre desde el principio una positiva valoración que se evidencia en las prestigiosas galerías e instituciones en las que ha expuesto; los importantes críticos que han apoyado su trabajo; o las colecciones en las que está representado. Además, en general, los problemas que Miura se plantea en su trabajo, aunque sumamente personales, coinciden en muchos puntos con los de toda una generación de artistas que ve la luz a finales de los sesenta y en la década de los setenta. Consecuentemente, Miura es tanto un creador español de origen nipón y un creador japonés que ha desarrollado su trayectoria profesional en España, y esta doble condición le acompañará hasta el final de sus días. Por otro lado, Miura es un artista extremadamente culto y siempre se mantiene al día de lo que sucede en el mundo del arte tanto en España como en el extranjero. No obstante, ni siquiera en los primeros años de su trayectoria, se afilia de manera decidida a un movimiento concreto, sino que mezcla y experimenta con influencias de muy diversos orígenes, aproximándose a ellas de forma esencialmente intuitiva, estética y personal. Además, conforme alcanza su madurez estilística, Miura desarrolla un camino absolutamente independiente, lo que a veces convierte a su trabajo en indefinible. A grandes rasgos y desde un punto de vista estético sus obras se caracterizan por la sutileza, la delicadeza, la simplicidad de formas y de medios (no de contenidos), los sensibles estudios cromáticos; los contrastes de color, material o textura; la adecuación al espacio expositivo, etc. Sin duda, Miura es un artista versátil, valiente, que se atreve a reinventarse a sí mismo, a cambiar y a experimentar, aunque manteniendo siempre una gran coherencia interna. En definitiva, consideramos que la trayectoria de Mitsuo Miura supone un episodio fundamental en la Historia del Arte Español de los últimos cuarenta años, puesto que, tal y como este trabajo se ha encargado de demostrar, con su silenciosa pero intensa labor ha ayudado a escribir algunas de sus páginas más importantes.