Abstract: La clasificación, responde a una necesidad del ser humano de ordenar y simplificar la realidad que le rodea. En el ámbito de la psicopatología, la clasificación se convierte en un proceso fundamental, y su objetivo es la realización de un adecuado diagnóstico, que facilite comprender cómo es el comportamiento de un ser humano, en función de a qué categoría pertenezca. El proceso de clasificación en psicopatología no ha estado exento de controversias, y aunque el enfoque categorial es el más extendido y asentado, cuenta con limitaciones prácticas que dificultan su ajuste a circunstancias de la realidad clínica. Por ejemplo, desde esta aproximación se han desarrollado múltiples herramientas de evaluación y protocolos de intervención específicos para cada categoría, lo que resulta potencialmente artificial, y no se ajusta a los casos de comorbilidad, subclínicos y no especificados, que son los más prevalentes. A raíz de estas dificultades ampliamente discutidas en la literatura, a lo largo de los años, han surgido otras aproximaciones, como la teoría de redes o los enfoques dimensionales. Sin embargo, estos nuevos enfoques tienen sus propias desventajas, ya que hacen mucho más complejo el proceso diagnóstico y la comunicación entre profesionales. A pesar de las limitaciones mencionadas de los enfoques categoriales, en este momento es imposible renunciar a las categorías en su totalidad, ya que facilitan la comunicación entre profesionales y dan un sentido unitario a la psicopatología. En este sentido, el enfoque que más evidencia científica y más apoyo está recibiendo, es el transdiagnóstico. Este enfoque no niega la existencia de categorías, pero centra su atención en explorar diferentes componentes nucleares transdiagnósticos, compartidos por un grupo de diferentes trastornos. Así, supone un enfoque híbrido, que acepta cierto nivel de categorización, pero explora diferentes constructos transdiagnósticos que pueden ser graduados en un continuo desde el enfoque dimensional. Los trastornos emocionales son los trastornos mentales más prevalentes a nivel mundial, afectando a millones de personas. Este grupo de categorías diagnósticas, compuesto por trastornos de ansiedad, del estado de ánimo y relacionados, presenta altas tasas de comorbilidad, haciendo mucho más evidentes las limitaciones del sistema categorial a la hora de abordarlos. Por ello, los principales avances referentes a los trastornos emocionales, se ha dado desde un enfoque transdiagnóstico. El neuroticismo es el componente central que más evidencia empírica acumula en su aparición, mantenimiento y desarrollo pero, además, se han detectado otros constructos transdiagnósticos y dimensiones importantes para este grupo de trastornos. A raíz de estos avances en el enfoque transdiagnóstico de los trastornos emocionales, apareció hace años el Protocolo Unificado para el Tratamiento Transdiagnóstico de los Trastornos Emocionales, que ya acumula amplia literatura sobre su efectividad, convirtiéndose en un tratamiento de primera elección. Sin embargo, no se han dado los mismos avances a nivel de evaluación transdiagnóstica. La mayoría de los estudios desde este enfoque utilizan amplias baterías de evaluación formadas por cuestionarios específicos categoriales para evaluar los diferentes constructos y dimensiones. El objetivo de la presente tesis es avanzar en la evaluación dimensional de los trastornos emocionales, explorando las propiedades psicométricas de herramientas que evalúan diferentes constructos desde un enfoque transdiagnóstico. A través de este trabajo, se detectan las necesidades fundamentales para la evaluación dimensional, y en base a ellas, se establecen los objetivos específicos. En los manuscritos del compendio, aparecen resultados y aportaciones clave sobre diferentes escalas para la evaluación transdiagnóstica en población española clínica y no clínica. Además de tener un enfoque transdiagnóstico, las herramientas exploradas son breves, rápidas de aplicar, y no requieren formación específica. Estas características, las convierte en herramientas potencialmente aplicables en el Sistema Nacional de Salud español, donde existen largas listas de espera, gran presión asistencial, escaso tiempo para las consultas, y poca periodicidad de las mimas. Los trastornos emocionales también son los más prevalentes dentro del sistema sanitario, y los profesionales expresan dificultades para el manejo de los mismos, especialmente derivadas de sus tasas de comorbilidad. Esto hace que aproximadamente la mitad de personas que tienen este tipo de trastornos, no estén correctamente diagnosticadas y no reciban un tratamiento basado en la evidencia para su problemática. En este sentido, contar con datos actuales sobre herramientas de evaluación dimensional para los trastornos emocionales en España, implica fomentar la investigación y la práctica clínica centrada en herramientas con evidencias de validez, que permitan evaluar correctamente a millones de personas, para que puedan recibir un tratamiento basado en la evidencia, y ajustado a sus necesidades y sintomatología específica.