Resumen: La variabilidad en el desarrollo de los cultivos está intrínsecamente ligada al cultivo, su manejo y al entorno agroambiental en el que se desarrolla. A nivel de parcela, y bajo la premisa de manejos homogéneos, esta variabilidad se relaciona directamente con las diferencias edáficas y el comportamiento hidrológico específico de cada parte de la parcela. Con el propósito de abordar esta variabilidad, se llevó a cabo un análisis de las bandas espectrales de satélites (NDVI, radar), en conjunto con el modelo digital del terreno y el mapa parcelario. El objetivo primordial fue identificar aspectos del relieve, uso o manejo que influyeran en estas propiedades, permitiendo así ubicar puntos de muestreo representativos. Tras la descripción de los perfiles de suelo se delimitan y caracterizan unidades de suelos homogéneas a nivel de cuenca. La variabilidad de estas unidades a nivel de parcela se analizó con el desarrollo de los cultivos en cada parcela, a través de su NDVI y la relacionándolos con las unidades de suelos, el tipo de cultivo (verano/invierno) y el momento de desarrollo del cultivo (crecimiento, madurez e inicio de la senescencia). El estudio se realizó en los municipios de Montesusín y Robres, que presentan diferencias significativas en cuanto a su manejo agrícola. Mientras Montesusín ha experimentado concentración parcelaria y modernización de regadíos con el paso a riego por aspersión, en Robres predominan las parcelas pequeñas y abancaladas con riego por superficie. Estas disparidades afectaron la interpretación de la información de sensores remotos, ya que el tamaño y la pendiente de las parcelas tienen un impacto notable en su variabilidad interna. El uso del mapa multibanda, mediante la combinación de elevación y pendiente permitió la delimitación y definición de siete unidades de suelos homogéneas entre las que se encontró una alta correlación con el desarrollo de los cultivos. Esas diferencias se estudiaron en mayor detalle dentro de una misma parcela para limitar el efecto del manejo, y se evaluó la desviación estándar del NDVI como indicador de la variabilidad de los cultivos, obteniendo diferencias significativas en la homogeneidad de las unidades y en el desarrollo de los cultivos, siendo mayor en las plataformas y menor en las laderas. Se concluye en que la integración de información obtenida de sensores remotos junto con datos de terreno y de cultivos es una herramienta potente para caracterizar y gestionar la variabilidad edáfica y el comportamiento hidrológico tanto a nivel de cuenca como de parcela, facilitando la elaboración de mapas de suelos y la aplicación de modelos predictivos que permitan una mejor comprensión de la variabilidad del suelo y una optimización en el manejo del cultivo y reducción de la contaminación ambiental adaptando las prácticas agrícolas a las características específicas de cada unidad edáfica, además de poner en marcha una zonificación no solo a nivel de parcela para poder evaluar la evolución de los flujos de retorno a un nivel de superficie superior.