Resumen: La jota aragonesa fue una de las danzas españolas con mayor impacto en Letonia. Entre 1930 y 1948 se han localizado trece ballets, divertimentos y miniaturas coreográficas que tuvieron, al menos, ochenta y una representaciones. Estos casos de estudio han sido analizados a partir de fuentes primarias visuales, documentales y hemerográficas. Tanto los ballets como los programas que presentaron los bailarines Bonifacio, Nati Morales y Manuela del Río solían culminar con el baile aragonés. En este artículo lo que se pretende es poner en valor la jota como baile en el que era reflejada la sociedad letona de la época. En 1936 el estallido de la Guerra Civil española incrementó las coreografías de temática hispana en Riga. La nueva jota, que coreografió el letón Osvalds Lēmanis en Don Quijote, se utilizó como una estrategia de poder blando (soft power) de la República de Letonia para mejorar la imagen exterior de este país por medio de las giras internacionales del Ballet Nacional de Letonia. Durante la Segunda Guerra Mundial la jota se convirtió en una herramienta de propaganda. En 1941 Laurencia fue el primer ballet que se presentó tras la ocupación soviética con una jota que simbolizaba la Revolución rusa, mientras que después de la invasión nazi Don Quijote se reestrenó con cuatro jotas diferentes ante los soldados españoles que conformaban la División Azul del ejército nazi. Por lo tanto, la jota, una danza procedente del otro extremo del continente europeo, que, inicialmente se había percibido como un otro exótico y distante en el ballet Jota aragonesa, terminó siendo asimilada hasta tal punto por parte de los intérpretes letones (como Marta Alberinga) que se convirtió en una de las señas de identidad de su repertorio. Idioma: Español DOI: 10.5209/anha.100586 Año: 2025 Publicado en: Anales de historia del arte 35 (2025), 219-236 ISSN: 0214-6452 Tipo y forma: Article (Published version) Área (Departamento): Área Historia del Arte (Dpto. Historia del Arte)
Exportado de SIDERAL (2025-11-13-14:57:19)