Abstract: Aunque la base conceptual del emprendedor y el censo común defienden la asunción al riesgo como una característica que diferencia los emprendedores de las personas no emprendedoras (Cantillon, 1755; Knight, 1921; Mill, 1848), los estudios empíricos todavía presentan resultados conflictivos. Para Kahneman y Tversky (1979) las personas no son aversas al riesgo y sí a las pérdidas (efecto reflejo de la teoría de la perspectiva), factor que puede enseñar posibles explicaciones para los conflictos apuntados anteriormente. Estudios recientes han buscado comprender los efectos de la toma de riesgo por medio de experimentos (Barkley-Leveson, Leijenhorst y Galván, 2013; Bartra, McGuire y Kable, 2013; Bossaerts, 2010; De Martino, Camerer y Adolphs, 2010; Tom et al., 2007), teniendo cómo enfoque el análisis de la actividad del cerebro humano. Entre estos estudios se destaca el de Tom et al. (2007), que ha encontrado una correlación positiva entre dos partes del cerebro y el tamaño de las posibles ganancias y negativa entre estas mismas dos partes y las posibles pérdidas. Teniendo como base estos estudios neurológicos, este trabajo pretende verificar si los emprendedores son realmente más tolerantes a asumir riesgos que las personas no emprendedoras.