Abstract: La drogodependencia está considerada como un trastorno cerebral crónico que contribuye de forma significativa a la carga mundial de morbilidad y por tanto constituye un problema de salud pública muy importante. El Observatorio Europeo de drogodependencias constata en su informe de 2008, un incremento general del consumo de la cocaína en Europa y vincula a esta droga en muchos de los casos de mortalidad asociada al uso de sustancias ilegales (EMCDDA, 2008). Los dos países con mayor prevalencia de Consumo son España y Reino Unido. En la Comunidad Autónoma de Aragón, el 4,5% de la población de 12 a 64 años manifiesta que la ha probado alguna vez, con un consumo muy alto entre los menores de 24 años (OAD, 2012) El problema de la drogodependencia ha despertado un gran interés entre la comunidad científica que ha proyectado sus investigaciones en comprender la transcendencia de los factores biológicos en el proceso adictivo. Se sabe que el incremento en la actividad del sistema dopaminérgico de recompensa, puede significar el inicio del proceso adictivo en individuos vulnerables (Nestler y Aghajanian, 1997) y aunque no se entienden completamente los mecanismos por los cuales el consumo de cocaína genera adaptaciones cerebrales que originan un estado de dependencia en el individuo, se sabe que se produce una sensibilización dopaminérgica sobre todo cuando se consume de forma repetida e intermitente (Carboni y cols., 2000; Pierce y Kalivas, 1997). A su vez, el desarrollo de nuevas técnicas moleculares ha acelerado la identificación de genes asociados a enfermedades complejas y se ha mencionado la relación de hasta 1500 genes con algún comportamiento adictivo (Li y cols., 2008). La investigación sobre los mecanismos biológicos responsables de la drogodependencia se complica si se asume que además, existen factores epistáticos (Carlborg y Haley, 2004), cambios epigenéticos (Damez-Werno y cols., 2012) e interacciones con factores ambientales (Hunter, 2005; Van Der Veen y cols., 2007). Hasta el momento, los estudios realizados no han demostrado tener potencia suficiente para explicar por completo la base genética de las adicciones (Bühler y cols., 2015), por lo que consideramos importante impulsar nuevas líneas de investigación encaminadas a esclarecer todas estas interacciones. Nuestro estudio se sustenta en el hecho de que las variantes genéticas localizadas en una región determinada del cromosoma 11, que comprende cuatro genes (NACM1, TTC12, ANKK1 y DRD2) relacionados con la transmisión de señales neuronales, podrían ser informativas en individuos dependientes a la cocaína y en concreto, el análisis de las posibles combinaciones de estas variantes en los pacientes podrían definir la existencia de diferentes perfiles de riesgo, describiendo parte de la etiopatogenia de la enfermedad que se sabe que también está modulada por otros factores derivados de hábitos, estilo de vida, estatus socioeconómico y cultural, respaldando la idea de que la genética no determina, sino que predispone. Para ello se realizó un estudio observacional caso-control. El grupo a estudio lo han formado 100 voluntarios de etnia caucásica dependientes a cocaína, procedentes de las Unidades de Atención y Seguimiento de Adicciones de Aragón (Salud, CMAPA, Centro de Solidaridad, Cruz Roja, Cinco Villas, Huesca, Sector Barbastro) y de la Asociación Azajer, reclutados durante el período comprendido entre los años 2010-2013. Los candidatos seleccionados fueron citados para una entrevista clínica donde se registraron variables socio-demográficas y de hábitos tóxicos, así como antecedentes familiares y tratamiento recibido. Se les explicó el motivo del estudio y una vez aclaradas todas sus dudas, firmaron el consentimiento informado que garantiza la total confidencialidad y anonimato. Para analizar la predisposición genética a la dependencia a cocaína, se genotiparon siete variantes dispuestas a lo largo de la región cromosómica 11q23. Se analizó una variante en el gen NCAM1 (rs584427), dos variantes en el gen TTC12 (rs723077 y rs2303380) y 4 variantes en el gen ANKK1 (rs4938012, rs4938013 y rs11604671, rs1800497) mediante espectrometría de masas MALDITOF (Sequenom Mass Array System), previa extracción y posterior amplificación del ADN. Los resultados confirmaron la relación de la región NTAD con la dependencia a la cocaína y por tanto la predisposición genética de ciertos alelos polimórficos con la enfermedad.