Abstract: El sentimiento de soledad nos preocupa en mayor o menor medida a todos los seres humanos, pero parece acusarse más con el paso del tiempo. Para las personas mayores que viven solas la soledad se trata de una experiencia desagradable, que en muchos casos se acompaña de apatía, desinterés por la vida, vacío existencial y otros trastornos que pueden conducir a verdaderas situaciones de riesgo, en las que el bienestar de nuestros mayores está en continuo cuestionamiento. Es en este contexto donde cobra especial relevancia el Servicio de Ayuda a Domicilio. Más allá de las diferentes tareas de atención personal y limpieza del hogar que ofrece el propio servicio en sí, destacan los lazos afectivos que se crean entre auxiliares y usuarios cuando se comparten experiencias de soledad en la vejez. La asiduidad, el contacto y la comunicación de una persona aparentemente ajena a sus vidas se convierte así en una forma de ver cubiertas necesidades afectivo-emocionales como son el cariño, la escucha y la comprensión de sus problemas; una salida a su rutina y, por tanto, una forma de preservar algunas vías de vinculación con lo social. Dado el vacío documental existente sobre la temática a tratar, este estudio pretende dar a conocer cómo es la relación que une a las personas mayores que viven solas con sus auxiliares, cuál es su significación e importancia. Valorizando la función social que el Servicio de Ayuda a Domicilio cumple con nuestros mayores podemos descubrir cómo las profesionales, a través del acompañamiento emocional, se constituyen como una fuerte figura de apoyo social en estos años para hacer frente a los sentimientos de soledad.