Abstract: Las tradiciones japonesas se fundamentan en una educación estética. Este hecho se encuentra recogido en las prácticas tradicionales desarrolladas durante siglos, como la ceremonia del té, los arreglos florales, o las artes marciales. Son vías de relacionarse con uno mismo, con el entorno y con los otros. Tanto las religiones más influyentes en Japón -sintoísmo y budismo- como sus valores estéticos -sobriedad, asimetría, impermanencia-, se basan en una educación estética que implica cuerpo y un desarrollo emocional que deriva en quietud y control, como, por ejemplo, el ejercicio de la contemplación. La contemplación requiere de una corporalidad determinada, no solo de un estado mental. Pero la educación no acaba en el individuo, se trata de la educación de una sociedad entera, por eso las tradiciones como la ceremonia del té suponen un acto colectivo que conforma comunidad. El té ocupa un lugar importante en la cultura japonesa, ha conseguido responder a las necesidades e intereses cambiantes de cada momento histórico. La ceremonia del té se caracteriza por ser una práctica que busca la creación de un espacio determinado, que produzca unas sensaciones determinadas, para ello se hace uso de tradicionales reglas japonesas. Esto lleva a la ceremonia del té japonesa como la quintaesencia de la estética japonesa, precisamente por aunar en ella los usos estéticos más llamativos y específicos de Japón.