Home > Theses > Ingesta dietética y patrones de alimentación en niños y adolescentes con sobrepeso y obesidad y su relación con marcadores de estrés oxidativo, inflamción, y daño endotelial
Abstract: La obesidad y el sobrepeso se pueden definir como una acumulación anormal y excesiva de grasa, manifestada por un exceso de peso y volumen que puede ser perjudicial para la salud 1. Frecuentemente, los niños y adolescentes con obesidad también presentan un estado inflamatorio crónico y un elevado estrés oxidativo 2, así como complicaciones metabólicas y otras enfermedades asociadas a una elevada morbimortalidad en la etapa adulta 3,4. En el caso de niños y adolescentes, los hábitos dietéticos deficientes se consideran uno de sus principales factores etiológicos 5,6. Igualmente, la dieta influye en la relación entre la obesidad y una mayor presencia de estrés oxidativo e inflamación a través de los niveles de glucosa y ácidos grasos libres circulantes, la actividad del sistema de defensa antioxidante, la microbiota, y la función de barrera intestinal. Diversos nutrientes, alimentos y patrones dietéticos, han sido asociados con la obesidad 7, así como con diversos marcadores de estrés oxidativo e inflamación 8,9. Disminuir los niveles de inflamación y de estrés oxidativo en la infancia podría disminuir la mortalidad y morbilidad asociada a la obesidad en la etapa adulta 10. Sin embargo, son necesarios más estudios que investiguen la relación conjunta entre obesidad, dieta, y biomarcadores para poder comprender los mecanismos implicados en el desarrollo de la obesidad y sus comorbilidades, permitiendo la identificación de aquellos sujetos de mayor riesgo, y el diseño de intervenciones más eficaces, más allá del simple control del peso. Los objetivos de la presente tesis doctoral han sido identificar los principales patrones alimentarios en una población de niños y adolescentes españoles con y sin obesidad, en un ambiente asistencial, y estudiarlos en relación a su composición corporal y a diversos biomarcadores (de estrés oxidativo, inflamación y daño endotelial). Para ello se ha apoyado en el marco del proyecto GENOBOX y en el grupo GENUD. Se trata de un estudio observacional, transversal multicéntrico, con 674 niños de entre 5 y 16 años, que fueron derivados hacia los Servicios de Pediatría Especializados en Nutrición de tres hospitales españoles situados en Córdoba, Santiago de Compostela, y Zaragoza, donde un equipo formado por facultativos especialistas, enfermeras y dietistas-nutricionistas, se encargó de la cumplimentación de un cuestionario incluyendo frecuencias de consumo de alimentos, datos sociodemográficos, clínicos, de actividad física, medición de la tensión arterial y diferentes parámetros antropométricos y de impedancia bioeléctrica, y toma de muestras de sangre y orina. El análisis bioquímico general se realizó en cada uno de los hospitales, y el laboratorio del Instituto de Investigación Biomédica de la Universidad de Granada se encargó del resto de las determinaciones. El estudio se realizó de acuerdo con la Declaración de Helsinki y fue aprobado por los comités de ética de cada uno de los centros participantes. Todos los datos se digitalizaron para su análisis con el programa SPSS v.19, revisándolos y tratándolos garantizando su calidad. El análisis de clústeres se realizó en base a las frecuencias de consumo (FC) semanales de varios grupos de alimentos relativas (puntuaciones Z), aplicando una combinación de agrupación jerárquica y no jerárquica. En los modelos de comparación entre grupos se contemplaron como covariables el género, la edad, la práctica deportiva extraescolar y el centro de reclutamiento, añadiendo el nivel de educación materna para los indicadores de composición corporal, y el índice de masa corporal (IMC) para los biomarcadores. En relación a las recomendaciones, las FC de alimentos de la población estudiada fueron deficientes para vegetales (fruta, verdura, ensalada, legumbres, frutos secos y semillas) y excesivas para alimentos azucarados (especialmente bebidas azucaradas y repostería) y embutidos, con una proporción invertida de pescado con respecto a carne y de los productos integrales con los refinados. Además, aquellos sujetos con sobrepeso u obesidad presentaron mayores FC de alimentos dulces y de pan integral, y menores FC para alimentos grasos. También se encontraron diferencias en función del género y la edad, mostrando los grupos de sujetos de menor edad (de 5 a 11 años) y los varones una mayor frecuencia de consumo para algunos alimentos de elevada densidad energética. Deficiencias en cuanto a las frecuencias de consumo de los grupos de alimentos estudiados ya habían sido descritas previamente en niños y adolescentes españoles 11,12,13; de no corregirse continuarán favoreciendo el desarrollo de la obesidad y sus complicaciones. Se encontraron dos clústeres con patrones prácticamente invertidos, que se etiquetaron como “occidental-saludable” (OS), y “procesado y dulce” (PD), en base a sus características y similitudes con los previamente descritos. El cluster OS reunió una mayor proporción de sujetos con exceso de peso, de mayor edad, de 12 a 16 años, púberes, activos en la práctica deportiva, y reclutados en Santiago de Compostela. Tras analizar estas mismas características en los segmentos de género y edad, parece que la pertenencia al clúster está afectada por el origen independientemente del género y la edad. Igualmente, el estadío ponderal afecta a la pertenencia al clúster en los subgrupos de edad y género, salvo en el caso de los varones de 12 a 16 años. En este subgrupo la práctica deportiva afecta a la pertenencia al clúster (existe una mayor proporción de varones activos en el clúster OS). Por otro lado, en el grupo de mujeres la pertenencia al clúster OS se relaciona con una mayor edad y proporción de púberes. Varios indicadores de adiposidad general y periférica se asociaron con la pertenencia al cluster OS en el total de la muestra, siendo mayor el número de estos indicadores en los varones de 5 a 11 años. La asociación del exceso de peso con un patrón más saludable ha sido referenciada fuera de nuestro país 14, pero no en estudios españoles representativos, lo cual podría explicarse por diferencias en el diseño y metodología. La asociación positiva entre el exceso de peso y un patrón dietético más saludable podría explicarse como un intento consciente por frenar las consecuencias de la obesidad. De hecho, en presencia de obesidad se observó una asociación positiva entre la pertenencia al clúster PD e indicadores de grasa abdominal/visceral asociados a un peor fenotipo y por tanto a un mayor riesgo sumado a los posibles efectos de este patrón dietético menos saludable 15. En general, la pertenencia al cluster PD se observó también asociada a peores perfiles de biomarcadores indicativos de un mayor estrés oxidativo, inflamación y daño endotelial, especialmente en las subpoblaciones con sobrepeso, varones de 5 a 11 años, y mujeres de 12 a 16 años, que en general mostraron FC mayores de algunos alimentos de mayor densidad energética. Sin embargo, algunos de estos biomarcadores también mostraron asociaciones en la dirección inversa, probablemente en relación a la frecuencia de consumo de alimentos ricos en grasas saludables. El hecho de que la pertenencia al clúster determine diferencias en distintos marcadores según estas subpoblaciones se podría explicar en parte, por el papel de factores asociados a la edad y al sexo (incluyendo los hormonales y los dietéticos), con implicación en diferentes mecanismos fisiopatológicos y complicaciones. Los resultados aquí recogidos invitan por un lado a revisar los objetivos del tratamiento asistencial clásico de la obesidad y el sobrepeso (teniendo en cuenta biomarcadores e indicadores antropométricos más allá del IMC, así como diferencias de género y edad). Y, por otro lado, invitan a profundizar en esta línea de investigación, donde estudios longitudinales pueden ser de gran utilidad.