Resumen: La escritora y diplomática estadounidense Eleanor Roosevelt, considerada una de las líderes más infl uyentes del siglo XX, fue la principal impulsora de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, y una de las mayores luchadoras por la igualdad de las mujeres. Sin embargo, la atención médica que recibió en la última etapa de su vida, condicionada por una anemia aplásica, le originó un tremendo sufrimiento y fue una fl agrante violación de todos los principios bioéticos que estaban comenzando a enunciarse1. No es casualidad que, en ese contexto, fuera el abogado estadounidense Luis Kutner, un activista de los derechos humanos y cofundador de Amnistía Internacional, quien en 1967 acuñó y difundió el término de Testamento Vital2 como “documento escrito en el que un ciudadano expresa los cuidados y tratamientos que querría tener en el caso de que por presentar una enfermedad importante u otro evento no estuviera consciente para una correcta comunicación”. Paralelamente al Testamento Vital, en pleno desarrollo de la bioética, comenzaron a surgir los conceptos de limitación del esfuerzo terapéutico y muerte digna. Kutner defendió su testamento como una garantía de los derechos de los pacientes en la toma de decisiones. Un largo camino separa aquel enunciado del Testamento Vital en 1967 y la defi nición de Planifi cación de Decisiones Anticipadas (PDA) que la EAPC publicó por primera vez en 2017. ... Idioma: Español DOI: 10.20986/medpal.2019.1120/2019 Año: 2019 Publicado en: Medicina Paliativa 26, 3 (2019), 187-189 ISSN: 1134-248X Factor impacto SCIMAGO: 0.176 - Anesthesiology and Pain Medicine (Q3) - Nursing (miscellaneous) (Q3) - Medicine (miscellaneous) (Q4)