Resumen: En el transcurso del tiempo se ha producido todo un descubrimiento del cuerpo como objeto y blanco de poder. Un cuerpo que se manipula, al que se le da forma, que se educa, que obedece y que se somete. En toda sociedad, el cuerpo queda prendido en el interior de poderes muy ceñidos, que le imponen coacciones, interdicciones u obligaciones. Surgieron así métodos que permitían el control minucioso del cuerpo, dispositivos de control que pretendían normalizar ciertas prácticas, en el marco de la educación física y el deporte, donde el encuadramiento, los horarios y las taxonomías, los ejercicios de gimnasia y las prácticas escolares, le asignaban así a cada cuerpo un sitio definido y lo sometían a un control incesante. Foucault elaboró una “microfísica del poder”: la formación, el modelado de los cuerpos, se difundían en una sociedad por el sesgo especialmente de la escuela, del ejército, del hospital, lugares todos donde irradiaban normas y vigilancia continua y sistemática. Con este artículo se pretende “reinventar a Foucault” utilizando su “caja de herramientas” teórica para comprender los entresijos que la educación física y el deporte a lo largo de la historia.